Híbrido
Escucho la nada tras tu ausencia. Sí, el silencio se oye: es ensordecedor. Me has dejado en cueros con tu marcha. El abrigo de tu piel cubría mi deformidad: las escamas. No me queda más piel que mudar, la malgasté en otros tiempos, en otras vidas; al igual que dilapidé mi corazón y mis pulmones en el empeño de mitigar la hambruna por el amor prefabricado. Tras la crueldad de tu partida vuelvo a ser el híbrido, la mujer pez cuyas branquias no se adaptan a este inhóspito desierto. El lastre de la ambivalencia de tus sentimientos desequilibra el “fiel” de mi memoria que me transforma en el ser mitológico. Y me hallo en la escama de una sirena, en su quietud porque rota la fe permanece la espera. Mientras, mi voz se emancipa de un posible anhelo y entona un canto no verbalizado carente de verdad alguna . Te amarras a las cadenas del pasado para no sucumbir a la seducción de la melodía, entretanto, tu barco se diluye en una realidad que adquiere sentido para los demás, pero no para nos...